25.11.11

Escotoma.

El cuadro que le seguía con la mirada era un espejo, pero no había nadie dentro, no porque fuese vampiro sino porque era ciego, estaba frío al tacto porque se estaba tocando a si mismo al otro lado, el espejo no era lo frío, era la frialdad de su reflejo; así que siguió tocando, con sus manos preguntó "¿Quien eres?" y leyó en braille "Un desconocido", y llorando transformó al espejo en ventana por la lluvia salada que hizo caer sobre él.


Ven.

Hablo de ella. Hablo de cambiar a Stendhal por su nombre en el síndrome, de cómo alguien se convierte en motivo, acción y la fusión de ambos, de cómo el segundero tiembla cada vez que da un paso si ella no está cerca, de cómo conjugar su sonrisa en gerundio y decir "no" cruzando los dedos. Hablo de joder el velocímetro de su pecho, de revolucionar los horarios y olvidar el sueño por los sueños, de hacer el amor y que el amor nos haga estar así, de matar al ocho para tumbarlo, de vivir entre puntos suspensivos y olvidar los de sutura.

No hablo de "para siempre", hablo de mañana cada día y del "Continuará" al final de cada episodio, del te odio reventando polígrafos y de los bolígrafos reventados por el sobreuso. No hablo de hacer planes, hablo de planear juntos a ras de mar y nadar juntos en el río a carcajadas, sumergirse en el amar y poder abrir los ojos para verla, de tener vértigo por la altura que estamos cogiendo y olvidar el paracaídas y las huidas para nada.

Hablo de que quizá esta vez no haya que huir y de que huir significaría ir a buscarte* como dijo aquella. Hablo de que el otoño no es tan malo y que el invierno será mejor, hablo de nieve en el mar de Coruña y sueños de hace meses cumplidos en la arena. De tácticas y estrategias, de terapias de choque para perder el miedo al te quiero, de hacerme ser incoherente con mi yo de anteayer que ya no creía en todo esto, de que sea la margarita la que me pregunte a mí y que yo responda que no, cruzando los dedos.


22.11.11

Fugaz.

No eligió dónde y cuándo nacer.
El azar hizo un mal trabajo.
Eligió dónde y cuándo morir.

Abrir los ojos.

Se sumerge y abre los ojos,
parece que dentro del agua también duele,
el mesías multiplicó los planes y no nos dio tiempo a hacer ninguno,
pintamos finales felices y no hubo final,
amamos en un vals y morimos en un tango,
llenamos el bidé de lagrimas y leímos entre rayas,
nadie supo traducir nuestros silencios,
ninguno quiso convertirlos en palabras
medimos el infinito en ganas de perdernos.
Nos perdimos.

Parece que dentro del agua también duele.

Yume nº3: Agua.

La gota corre la cortina y ve que ahí fuera llueven niños con capucha, una mujer rompe aguas saladas de llanto y da a luz a la vida de aquel que murió durmiendo y quedó viviendo dentro del sueño, mientras fuera le come el mismo gusano que escapó de la manzana de Guillermo. Sigue lloviendo pero no es más que un te quiero camuflado y la nube hace señales al humo que se escapa de su boca, mientras el soñador llega al Nirvana y saluda al grunge de pelo rubio. Sigue lloviendo pero la ventana está mojada por dentro y no por fuera, ya que al fin y al cabo en Nueva York la lluvia y al dolor viven a una letra de distancia y aquel árbol convertido en avión acaba de derribar dos almas gemelas. Erroristas suicidas durmiendo en la calma de un fakir, matando al tiempo dándole más trabajo al gusano, mirando la cara que oculta la Luna por vergüenza de tener esa bandera clavada y aquel niño que quiere ser astronauta, acabará haciendo alunizajes y cometiendo a la cena los errores que no cometió a mediodía.


18.11.11

Yume nº2: Flush.

...el mundo es un pañuelo sucio con el que alguien se despide de alguien en una estación de tren y la vida es lo que pasa entre cada una de las despedidas. En uno de estos espacios de tiempo, la conoció. Apareció de la nada, se teletransportó a su vida y en la primera conversación ya se contaron una anécdota, porque ella no tenía principio, no empezaba con un  "Érase"  ni acababa con un punto final, empezaba y acababa en puntos suspensivos, como los sueños. Se mudó al centro de sus pupilas y él aprendió a hacerla surgir en cada sitio que miraba y a soñarla cada vez que los cerraba. Ella lo planeaba, era la arquitecta del sueño y el sueño a la vez y cuando no se volvía sueño, se convertían en insomnio mutuo y pasaban toda la noche juntos, besándose con sus lenguas muertas hablando latín, oyendo y descubriendo Brigantium en cada caracola. Descubrió que el sentido de su vida giraba hacia la misma dirección que el reloj que dejaba de funcionar cuando se separaban, que no quería despertarse, que quería dejar a Úrsula en París y quedarse a vivir con ella en aquel parque, durmiendo allí cada noche y despidiéndose sabiendo que aquello sería una buena anécdota que contarse cuando se conociesen...

15.11.11

Yume nº1: Papel.

El último pétalo de la margarita le dio la razón y el escritor trazó un corazón en un árbol con la navaja, sin pararse a pensar en el simbolismo. El árbol más tarde, cansado de tener en él tantos corazones ajenos y ninguno propio, se convertiría en folios en blanco y le devolvería todas las noches el dolor, hasta que ella viniese y le enseñase papiroflexia para poder volar juntos o hacer un barco de papel y naufragar a la noche en el mar que describió Machado. El tiempo y él eran enemigos naturales, como los grillos y el silencio o como los refranes y los gatos, y con ella había encontrado el arma para matarlo de envidia al ser capaz de pararlo a su lado. Cuando éste resucitó se vengó de ellos haciendo de su separación una eternidad y como la ley del Talión, hoja por hoja, el tiempo convertido en cuervo malcriado sacó todas las hojas del poemario y arrugó al escritor, ya viejo e inservible y le tiró a un ataúd, como él había hecho antes con algún poema descartado.


Déjame repetir.

Me pillaron con las manos en la musa
y con los ojos y las ojeras, que tan bien le quedan a esa poetisa
y lo mediocres que parecen todas comparadas con Alejandra
y qué bonito palíndromo hacen ella y su espejo
y qué celos de que él la vea por las mañanas
y cómo se defiende de mí con lo de los años de mala suerte
y cómo rompo a reír contigo al lado
y cómo recoges mis pedazos y los unes en rompecabezas.

Qué mal escrito está este poema
y qué bien dibujada fuiste por alguien
y qué mal tratada fuiste por alguien
y cómo necesitan esos lacrimales una jubilación
y esas caderas un trabajo
y me encadenas perpetuamente en una bendita condena
y suplico pena de suerte y tú solo me das muertes pequeñas.

Qué guapa estás enfadada y qué triste despidiéndote
y qué triste que nos tengamos que despedir
y qué bien suena Cortázar en tu boca
y cómo haces magia y me llevas a París
y cómo tu habitación se parece a París
y qué poco importa si es París o no, si tú estás en ella.

Que mi vida se llene de tus historias
y que tus ojos se llenen de mis ojos
y que mis ojos se llenen de tus ojos
y que nuestras manos encajen
y mi vacío encaje en tu vacío
y que nos vaciemos juntos al llenarnos mutuamente
una vez más, repitiéndonos cada noche.