En el amor como en el boxeo se aprende a pelear a hostias, pero es importante el día en el que decides dejar de ser saco de arena para convertirte en púgil. Un saco de arena nunca será campeón del mundo, convertirá en campeones a otros mientras él solo pierde arena y forma hasta que le sustituyan por otro saco nuevo al cual poder pegar.
Ahora mismo me siento como el campeón, entrando a un club de pelea callejero donde podría tumbar a cualquier vagabundo, esperando que alguno de esos que parecen simples borrachos sea un digno contrincante, o encontrar alguien a quien enseñar a pegar para hacer luchas cada día en un ring que ponga I don’t.