Se fue ayer y ya empiezo a olvidar cosas y a no echarla tanto de menos. Me asusta lo mejor que me encuentro, lo bien que me he despertado hoy, cuántas cosas se habrán borrado en esas siete horas de sueño como para que haya podido volver a escuchar esa canción. Parece un precio injusto, aunque ayer hubiera pagado casi cualquier cosa. Y ahora volver a dormir. Y mañana podré vaciar los ceniceros, pasado mañana lavar las ollas, quizá poner la lavadora en tres días, masturbarme en cuatro, ordenar la habitación dentro de una semana y dentro de un mes volver a la playa. Pero a cambio de. Olvidar la profundidad del hoyuelo, la curvatura de la espalda, al ángulo de la bolsa de ojos, la temperatura del cuello, el tono del amarillo, la longitud del cigarro antes de que lo dejase por primera vez, la presión de los dientes y el peso exacto en el hombro. Creo que nunca habrá orden en esta habitación.
(
he aceptado el desorden
y el vacío de la cama
porque ahora sé
que ambos tienen forma
)
Orden para ti. Desorden para los demás. (:
ResponderEliminarNo es la habitación la que está desordenada, si no tu corazón. Suele pasar después de la huida, que todo tu mundo está patas arriba, boca abajo.
ResponderEliminarUn beso enorme desde http://ensinbragasyaloloco.blogspot.com.es/
Me guztaaaa
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