Ella sonríe.
Y de repente todos los años de evolución, toda la selección natural, Darwin, Lamarck, los experimentos con guisantes, el paleolítico, el neolítico, la rueda, el fuego, la noche, el día, la caza, la pesca, la luz, Edison, la bombilla, el telégrafo, el teléfono, la paz, las guerras, las armas, las banderas blancas, la ropa, vestirse, desvestirse, desnudarse, la química, la física, Einstein, Picasso, la pintura, la escultura, la escritura, Hemingway, el mar, París, Cortázar, La Maga, la magia, los trucos, las trampas, ganar, perder, abandonar, jugar, participar, Zidane, el fútbol, Chamberlain, la pelota, el aro, la cancha, el césped, la marihuana, las drogas, las medicinas, los venenos, los libros, los bolígrafos, los pinceles, los lienzos, los silencios, los gritos, los susurros, las inspiraciones, las expiraciones, sístoles y diástoles, glóbulos y leucocitos, hígados y riñones, piernas y brazos, abrazos y patadas, puñetazos y caricias, Alicia y las maravillas, correr detrás del conejo blanco, las dudas, las certezas, el chocolate, la nata, la vainilla, ir al cine, ir al teatro, actuar, besar, lamer, llorar, reír, morir, vivir, la muerte, la vida…
todo…
de repente tiene sentido.