En el momento en el que Cortázar habló por primera vez de La Maga me di cuenta de que Z. no era nada de aquello, era demasiado perfecta. (...) pero yo no estaba borrando, estaba escribiendo encima y se leía perfectamente que lo que había escrito antes era mejor, pero si borraba, borraba todo. Todo hubiese sido perfecto con Z. si yo no estuviese ya enamorado de A., si no estuviese ya enamorado del error, del "no deberías", de lo tachado, del borrón. No se me daba bien tratar con chicas perfectas, no se me daba bien dormir sin preocupaciones mas de dos días seguidos ni estar sin un polvo de reconciliación una semana entera, mi espalda necesitaba arañazos para poder ponerle tiritas más tarde, necesitaba tener que tener siempre una toalla a mano para limpiarme las lagrimas y las corridas, intensidad joder... no quería ni pedía un yate, quería un bote hecho con cuatro maderas mal atadas y tener que luchar cada noche contra la tormenta y las olas. Yo transformaba piedras en estatuas, no estatuas en estatuas y A. era una piedra y Z, una estatua.
Esto es un extracto de Dejavu, la tercera parte de aquella historia de Septiembre que nunca llegó a publicarse y que algún día saldrá.
Las corridas y las lágrimas... Y la toalla por el suelo de la habitación, lambrusco, hierba y condones.
ResponderEliminarla fuerza de se consigue en las tormentas, en las guerras, y nunca habrá mejor satisfaccion que el placer de la paz aunque dure un momento, luchar nos hace sentir, vivir el momento y valorar lo que logramos y lo que somos.
ResponderEliminarMuy lindo, de verdad =)
www.matandolasnormas.blogspot.com
¿Y por qué no luchar por lo que ya había, por lo que era mejor?
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