25.11.11

Escotoma.

El cuadro que le seguía con la mirada era un espejo, pero no había nadie dentro, no porque fuese vampiro sino porque era ciego, estaba frío al tacto porque se estaba tocando a si mismo al otro lado, el espejo no era lo frío, era la frialdad de su reflejo; así que siguió tocando, con sus manos preguntó "¿Quien eres?" y leyó en braille "Un desconocido", y llorando transformó al espejo en ventana por la lluvia salada que hizo caer sobre él.


3 comentarios:

  1. entonces te pasa lo mismo que a mi. quizás no me creerías si te dijera que gracias, seas quien seas, por escribir así.

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  2. es uno de los textos más buenos que he esta semana, es tan profundo y reflexivo, muy bueno. un abrazo.

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  3. Qué suerte andar perdida por un sitio nuevo, tan infinito como este, y dar con un texto así.

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