12.2.12

Hoy te he visto.

Hoy me has despertado bajo las sábanas como tú solo sabes y me has hecho el desayuno, pero no lo trajiste a la cama porque dices que se llena de migas y lo odias, me has leído ese libro con el que estás ahora, subrayando cada cosa que te recordaba a nosotros, mientras yo te apartaba el flequillo y te reías de cómo te miraba, me llamabas enamorado para picarme y metías un dedo en cada hoyuelo. Hemos comido juntos nosequé con orégano y yo he dicho que estaba rico antes de probarlo, te he atacado desde atrás mientras lavabas los platos de todo el mes y me llamabas vago, con el moño hecho, cantando y bailando algo de Morrisey con ese acentazo inglés de algún barrio de Madrid que no conozco. Te he visto de camino a clase, nos cruzamos en el ascensor y hablamos sobre el tiempo que hacía que no hablábamos, mirándonos en los dos espejos parlantes, tardando media hora en darle al botón que nos bajase a la realidad, con los vecinos protestando por tener que bajar a ella todos los días por la escalera y la limpiadora desesperada intentando sacarle brillo barnizándola con idealización y agotando el limpiadecepciones. 

Me has cantado por el camino todo el repertorio de mi Ipod al oído, pasando por todos los volúmenes e intensidades, desde Feist hasta Alice, por el medio algún grupo español modernito con el "dejarse llevar" entre lineas mientras yo solo te repito el "when you coming home" de Robert y que hace frío ahí fuera pero calor aquí dentro y que con eso debería ser suficiente. Te has sentado a mi lado en el bus en el que solo iba yo montado, te quejaste de que la ruta no fuese a ninguna parte y al bajarme te he encontrado en la parada y nos dimos el abrazo nervioso de la primera vez. Me cogiste de la mano. Apretón. Beso. Apretón. Sonrisa. Apretón. Carrera para llegar a clase. Y ahí estabas tú ya, en una esquina del taller, en mi esquina del taller, dónde te conté que leí aquello, o dónde otras veces me he escapado para llamarte por teléfono. Lluvia de camino a casa y al llegar me estabas esperando en la puerta para quitarme la ropa mojada, aunque fuera una excusa, porque me la habrías quitado también si estuviera seca, como rutina, como nuestras benditas monotonías no obligadas, de hacer la comida y acabar comiéndola fría o de no comer en todo el día volviéndonos autótrofos viviendo de respirarnos como alguna de esas cosas que me cuentas que ves por el microscopio mientras yo asiento como si entendiera algo. Como si entendieramos algo de todo esto, porque llego a esta cama y tú no estás, pero todavía huele a ti, incluso sin tú haber estado aquí en todo el día ni en meses... pero joder niña, hoy te he visto y seguías igual de imperfecta que el primer día que me enamoraste y dejaste el olor por todo Coruña, por todo, coruña.

8 comentarios:

  1. La última frase termina el apogeo de tus palabras, no sé muy bien por qué pero logras emocionarme, des del primer día.

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  2. joder, es brutal. Siento la brusquedad, pero es que no encuentro frases mas enrevesadas que puedan decir lo bonito que es. E incluso brutal se queda corto.

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  3. Yo quería a tus textos mucho antes de que te hicieras famoso, lo recuerdas ¿Verdad?
    Algún día te secuestraré y haré que me escribas todos y cada uno de los días.Solo a mi, a nadie más.
    Llámame egoísta o llámame imbécil.
    Me encanta lo que escribes, aunque nunca te lo diga.

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    1. Hacía demasiado tiempo que no me emocionaba con un texto. Es perfecto. Gracias.

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    2. Hacía demasiado tiempo que no me emocionaba con un texto. Es perfecto. Gracias.

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  4. Y que tu historia siempre sea la misma sin llegar siquiera a ser historia. Más te vale seguir tan not in love para seguir escribiendo así, porque es perfecto.

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