5.2.12

Mayestáticamente.

Mi inocencia murió. Todos los gusanos que se comieron su cadáver se han fusionado y se han vuelto solitaria para meterse en mi estomago y devorarme desde dentro, empezando por los otros sentimientos cercanos a ella. Murió dignamente en unos columpios, poéticamente sin querer, en unos columpios desconocidos para ser más especifico, de una ciudad desconocida y en un yo desconocido abandonado en la nada por alguien que fue alguien. Pero todo está bien, se puede vivir sin ella, no es oxígeno, no es sangre, no es amor, solo es un peso que te hace caer más rápidamente en la caída que significa enamorarse en inglés. Por ahora, me mantengo saltando de nube en nube y desde aquí todo el resto parecen hormigas, tan pequeñas en comparación... que son odiosas, pero más nos odian ellas a nosotros y nos devuelven todo el odio con la ayuda de sus amigas las realidades, en forma de hostia, en forma de ella no es ella y como aún falta tiempo para que la nube sea habitable, calcularemos cómo hacer que la caída dure lo más posible y quemaremos hormigas con la lupa de la decepción mientras tanto, aunque las hormigas no tengan ninguna culpa, pero así somos los culpables sin inocencia.

4 comentarios:

  1. Lo mismo digo de mi identidad. La oficial, la del DNI. Murió. Homicidio involuntario. Va a hacer dos años de eso. La historia de mi vida, como dice la canción.

    "Ella no es ella", grande Alejandro Abad en Eurovisión, bueno, no.

    (Aunque las hormigas no tengan ninguna culpa).

    Abrazos.

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  2. Aunque las hormigas no tengan ninguna lupa...

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  3. La muerte forma parte de la vida, tu inocencia está a salvo

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